IMAGEN DE SAN PIO DE PIETRELCHINA

IMAGEN DE SAN PIO DE PIETRELCHINA

lunes, 17 de agosto de 2009

Un hombre de Cristo

El padre Pío de Pietrelcina fue un hombre elegido por Cristo para llevar los padecimientos de la crucifixión en su cuerpo, durante cincuenta años de su vida.
Las llagas en sus manos, en sus pies y en el costado de su pecho, sangraban y no cicatrizaban, no supuraban ni coagulaban.
Recibió además el don de la bilocación, que es la posibilidad milagrosa de estar en dos sitios a la vez; el don de lenguas, por el cual podía darse a entender en diferentes idiomas, aunque nunca los hubiera aprendido; podía ver el corazón de los fieles, sus pecados y sus arrepentimientos; Donde iba curaba enfermos.
Fundó la " Casa del Alivio del Sufrimiento" para familias carenciadas y enfermos.
Pasaba el día y gran parte de la noche en coloquio con Dios.
Su frase célebre: "En los libros buscamos a Dios, en la oración lo encontramos. La oración es la llave que abre el coración de Dios·.

Una obra de arte muy especial

Nuestro Santuario tiene una prerrogativa especial por haber sido escogida por la ciudad de San Giovanni Rotondo como depositaria de la estatua de madera del Padre Pío cuando era todavía Beato, el 27 de noviembre de 1999.
Por aquel entonces vinieron el alcalde de esa ciudad, unos concejales y varios delegados de frailes capuchinos que entronizaron en nuestro santuario la obra del escultor Ortisei, esculpida en madera.

domingo, 21 de junio de 2009

Oración

Humilde y Amado Padre Pío

Enséñanos también a nosotros, la humildad de corazón, para ser considerados entre los pequeños del Evangelio, a los que el padre prometió revelar los misterios de su reino.

Ayúdanos  a orar sin cansarnos jamás, con la certeza de que Dios conoce lo que necesitamos, antes de que se lo pidamos.

Alcánzanos una mirada de fe capaz de reconocer prontamente a los pobres y en los que sufren el rostro del mismo Jesús.

Trasmítenos tu tierna devoción a María, Madre de Jesús y nuestra.

Acompáñanos en la peregrinación terrena hacia la patria feliz, a donde esperamos llegar también nosotros para contemplar eternamente la gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

                                                                                                                            "S.S. Juan Pablo II"